Beneficios de la actividad física
En las últimas décadas han proliferado los estudios e investigaciones sobre los beneficios que provoca la actividad física sobre la salud. Sin embargo, la historia nos demuestra que esta preocupación humana no es exclusiva de nuestra época. Ya en la Grecia clásica existía una tradición médica que vinculaba el ejercicio físico con la salud. Con el paso del tiempo y según las influencias de las diferentes culturas y estilos de vidas estas relaciones han ido también evolucionando.
La actividad física, realizada bajo ciertos parámetros, va a representar una de las claves básicas que permitirá al individuo disfrutar de un estado saludable y de bienestar. El organismo humano sometido a la realización sistemática de ejercicios físicos regulares, adecuados a su estado biológico, sufrirá en sus diferentes aparatos y sistemas diversas modificaciones morfológicas y funcionales a través de lo que se conoce como síndrome general de adaptación. Ello posibilitará, por un lado, la prevención o retraso de la aparición de determinadas enfermedades y, por otro, mejorar el grado de condición física del sujeto
La práctica regular del ejercicio físico es uno de los elementos más relevantes en la prevención primaria de las enfermedades cardiovasculares. Aparte de los efectos terapéuticos, la actividad física propiciará asimismo adaptaciones psicológicas que permitirán afrontar el día a día con mayor optimismo y mejor disposición, a su vez de fomentar la integración y relaciones sociales cuando se realizan en grupo.
Según estudios realizados, parece que existe una relación entre la actividad física y la esperanza de vida, de forma que las poblaciones más activas físicamente suelen vivir más que las inactivas. Por otra parte, es una realidad que las personas que realizan ejercicio físico de forma regular tienen la sensación subjetiva de encontrarse mejor que antes de realizarlo, tanto desde el punto de vista físico como mental, es decir tienen mejor calidad de vida. Es obvio que la práctica de ejercicio físico adecuado tiene algo de positivo para la salud
En las primeras etapas del ser humano, en especial durante la infancia y adolescencia la inmensa mayoría de los individuos tienen oportunidades de realizar regularmente juegos motrices y práctica deportiva, evitando de esa forma el sedentarismo. A medida que pasan los años las opciones de realizar ejercicio físico van disminuyendo. Por otra parte, la progresiva mecanización de las actividades laborales, en relación a épocas pasadas, propician un menor esfuerzo o trabajo físico para afrontar estas tareas.
Son muchas las investigaciones científicas que han demostrado los efectos positivos del ejercicio físico habitual sobre la salud. A continuación se resumen las más importantes, partiendo de la premisa de que se realicen los ejercicios apropiados y de forma continuada:
A nivel cardiovascular y respiratorio. Incrementa la eficacia de la contracción cardiaca; mejora la capacidad respiratoria por lo tanto mejora el transporte de oxigeno, que llega de manera más eficaz a los músculos y a los órganos; reduce el riesgo de infarto y arteriosclerosis; favorece el mantenimiento de la tensión arterial normal; mejora la tolerancia al esfuerzo, reduciendo la fatiga y el tiempo de recuperación tras un esfuerzo determinado; aumenta la resistencia orgánica; mejora de la circulación, regulación del pulso y disminución de la presión arterial[1]; aumento de la eliminación del colesterol; reduce el riesgo de muerte súbita; disminuye el riesgo de formación de coágulos; contribuye a prevenir y a reducir la hipertensión que afecta a un quinto de la población adulta del mundo; en general, reduce la tasa de enfermedades cardiovasculares; mejora la oxigenación de la sangre ; reduce la coagulabilidad de la sangre; disminuye la frecuencia cardiaca y la presión arterial; mejora la eficiencia del funcionamiento del corazón y disminuye el riesgo de arritmias cardiacas (ritmo irregular del corazón); a nivel pulmonar: se aprecia mejoría de la capacidad pulmonar y consiguiente oxigenación, optimizando el funcionamiento de alvéolos y el intercambio de gases, y mejorando el funcionamiento de los músculos respiratorios
A nivel del sistema muscular. Aumento de la fuerza muscular. Posible ganancia del volumen muscular Incremento de la elasticidad muscular Posible ganancia del volumen muscular Aumento del metabolismo que permite descender el nivel de grasa corporal y prevenir la obesidad y sus consecuencias. Desarrollo de la fuerza muscular que a su vez condiciona un aumento de la fuerza ósea (aumento de la densidad óseo-mineral) con lo cual se previene la osteoporosis, reduciendo así el riesgo de fractura de cadera en la mujer hasta en un 50%. Puede contribuir a que disminuyan los dolores de espalda o de rodilla. Conserva un adecuado tono muscular o grado de tensión muscular en reposo, reduciendo los hábitos posturales.
A nivel del sistema articular. Mantenimiento o mejora de la movilidad articular.A nivel osteomuscular: incrementa la fuerza, el número de terminaciones sanguíneas en el músculo esquelético, mejora la estructura, función y estabilidad de ligamentos, tendones y articulaciones, previene la osteoporosis y mejora la postura.
A nivel del sistema nervioso. Mejora de la coordinación general y específica. Conservación de la capacidad de reacción y coordinación; favorece la función del sistema nervioso; conserva mas agiles y vigilantes lo sentidos; mejora los reflejos, la coordinación y la sensación de bienestar en general; disminuyen los estados de ansiedad, estrés y depresión; mejoran las funciones intelectuales; ayuda en la estabilidad emocional; mejora la imagen corporal y por tanto la autoestima y se reducen los trastornos del sueño.
A nivel metabólico. Mejora la tolerancia a la glucosa (previene la diabetes), disminuye la concentración de triglicéridos, colesterol y LDL (colesterol malo); ayuda a reducir y mantener un peso corporal saludable por lo que previene la obesidad; normaliza la tolerancia a la glucosa (azúcar), aumenta la capacidad de utilización de grasas como fuente de energía, el consumo de calorías, la concentración de HDL (colesterol bueno) y mejora el funcionamiento de la insulina; favorece la eliminación de productos de desecho; disminuye las posibilidades de formación de cálculos.
A nivel neuro-endocrino. Disminuye la producción de adrenalina (catecolaminas); aumenta la producción de sudor, la tolerancia a los ambientes cálidos y la producción de endorfinas (hormona ligada a la sensación de bienestar).
A nivel gastrointestinal. Mejora el funcionamiento intestinal y ayuda a prevenir el cáncer de colon.
A nivel psicológico: estimula la liberación de endorfinas que producen sensación de placer; incrementa la capacidad de fuerza de voluntad y de autocontrol; disminuye la ansiedad, el estrés, la agresividad, porque libera la tensión acumulada; combate los sentimientos de depresión y soledad, en especial en la tercera edad; estimula la creatividad, la capacidad afectiva y mejora la memoria y autoestima de la persona; mantiene y mejora las capacidades cognitivas (rendimiento laboral y académico), ya que aumenta el flujo de oxígeno al cerebro, mejorando la capacidad de aprendizaje, concentración, memoria y estado de alerta.
Mejora la aptitud o condición física. Ayuda a prevenir la obesidad, mejora la coordinación, el equilibrio, la velocidad, la flexibilidad evitando rigideces y acortamientos musculares, asegura el buen sostenimiento del esqueleto, sobre todo de la columna vertebral. Hay que hacer una mención especial a la espalda porque el mantener una buena forma muscular es de extrema importancia para su salud, por eso hay que trabajar muy bien la musculatura abdominal y la de la espalda, pues ambas constituyen una buena faja muscular natural, más eficaz que las artificiales y que van a proteger su estructura (vértebras, discos, nervios). A lo dicho anteriormente hay que sumarle una correcta postura en todas las posiciones y una buena flexibilidad de la parte posterior de muslo, así como una correcta postura a la hora de levantar pesos, debiéndose hacer siempre con las piernas flexionadas.
En general. Aumenta la resistencia a la fatiga (cansancio); control sobre el sobrepeso y la obesidad; ayuda a controlar el peso y disminuye el riesgo de obesidad en un 50% en comparación con las personas con modos de vida sedentarios; reduce el riesgo de padecer diabetes de tipo II o cáncer de colon hasta en un 50%; refuerza la sensación de bienestar general
Reducción del gasto sanitario. En muchos países una parte importante del gasto sanitario se debe al costo del tratamiento de enfermedades no transmisibles comunes que se asocian a una actividad física insuficiente. La promoción de la actividad física puede ser una intervención de salud pública sostenible y muy costoeficaz.