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Concepto de fuerza muscular

La fuerza muscular representa una capacidad condicional de gran complejidad que ha suscitado a través de la historia una gran diversidad de interpretaciones tanto en su fundamentación teórica como en su desarrollo metodológico. Autores como Enoka (1.988), entre otros, consideran que todavía no se ha encontrado una definición consensual de la fuerza que explique la complejidad multidimensional de su estructura. Cuando se expresa, por ejemplo, que la fuerza supone un esfuerzo dirigido a los músculos flexores o extensores para oponerse a una resistencia  (Nett, 1.967, citado por Letzelter, 1.978) se está olvidando que también existen otros movimientos humanos como la aducción, abducción, supinación, pronación... etc. que también pueden generar fuerza muscular.

Por dicho motivo, “formular con precisión una definición de fuerza que englobe a la vez  sus aspectos físicos y psíquicos, al contrario que la definición de los físicos, presenta considerables dificultades, pues las modalidades de la fuerza, del trabajo muscular, de la contracción muscular, etc., son muy complejos y dependen de multitud de factores” (Weineck, 1.988, 161).

Definición de fuerza muscular

Desde el punto de vista de la física la fuerza representa el producto de la masa por la aceleración (F = m x a = kg x m/s²). Esta masa del cuerpo,  resistencia o carga tiende, a causa de la ley de la inercia,  a mantenerse en su estado primitivo (reposo o movimiento). A partir de este análisis las leyes de Newton  nos permiten entender cómo las fuerzas pueden modificar el estado del cuerpo o masa. Sus famosos axiomas (en Hochmuth, 1.973)  son los siguientes:

1: Todo cuerpo permanece en su estado de quietud o de movimiento uniforme, si no se ve obligado a cambiar esta circunstancia por acción de las fuerzas

2: La modificación del movimiento es proporcional a la fuerza que mueve al cuerpo y actúa en dirección de la línea recta que señala la acción de dicha fuerza.

3: A cada acción le corresponde siempre una reacción igual y dirigida en sentido contrario, de tal forma que las acciones de dos cuerpos entre sí son siempre iguales y de sentido opuesto.

No obstante, existen puntos de vista que defienden que en el ámbito de Teoría del Entrenamiento Deportivo o de Fisiología del Esfuerzo hay contenidos distintos, por ejemplo, de orden psíquico y neuromuscular, que proyectan la capacidad motora de la fuerza por encima de las leyes de la mecánica (Letzelter, 1.978). Esta realidad descubre las limitaciones de los métodos de la física de no poder establecer una relación matemática clara entre los parámetros que supone la actividad muscular, la tensión muscular, la extensión muscular, el metabolismo, etc.

En este sentido, Hollmann y Hettinger (1.976) indican que la fuerza como magnitud física no consigue abarcar toda su especificidad como capacidad motora, por lo que debe ser diferenciada en el ámbito de la física y en el ámbito biológico. Otros autores refuerzan esta línea al defender que es mejor analizar la fuerza para el entrenamiento desde la perspectiva científico-biológica con parámetros fisiológicos y biomecánicos (Ehlenz et al., 1.990).  De todas formas el profundo conocimiento de esta capacidad requiere de las aportaciones tanto del campo de la física como de la biología para permitirnos optimizar su análisis y comprensión. De esta manera, la fuerza como magnitud oriunda de la Física, se encuadra en la Ciencias del Deporte como objeto de estudio de la Biomecánica Deportiva. En la Teoría del Entrenamiento, la fuerza se presenta fundamentalmente en el ámbito de la capacidad biológica (Pereira, 1.993).Desde una perspectiva practica la fuerza supone la “máxima tensión manifestada por el músculo o conjunto de grupos musculares, a una velocidad determinada” (González y Gorostiaga, 1.995, 20) o bien “la capacidad del ser humano, con base en los procesos metabólicos y de inervación para vencer u oponerse a una resistencia a través de su estructura muscular (Carl, 1.976, 171).

Una aproximación muy precisa nos la ofrece Harman (1.993), al considerar a la fuerza como una habilidad para generar tensión bajo determinadas condiciones definidas por la posición del cuerpo, el movimiento en el que se aplica la fuerza, tipo de activación (concéntrica, excéntrica, isométrica, pliométrica) y la velocidad del movimiento.

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