El marco conceptual de la velocidad
La velocidad es una capacidad condicional determinante en el contexto del rendimiento deportivo. Por ejemplo, recorrer una distancia muy corta en el menor tiempo. Pero también tiene su relevancia en ámbitos cotidianos de la vida como responder con suma rapidez durante la conducción de un coche, ante un peligro de accidente inminente. Existe una parte de esta capacidad que refleja su auténtica "pureza", pero otras expresiones de la misma van a estar condicionadas por la aplicación de la fuerza muscular. Por ello ubicamos a la velocidad en el denominado ámbito neuromuscular.
Y es que en la realidad existen diferentes manifestaciones de la velocidad. En esta sección de la web conoceremos los rasgos de esta capacidad, desde su fundamentación teórica hasta las metodologías utilizadas para su desarrollo.
La rapidez de movimientos en las acciones deportivas es primordial, ya que la efectividad en su ejecución depende, en gran medida, de la velocidad con la que se realice. En términos generales podemos definir a la velocidad como la capacidad física que nos permite realizar acciones motrices en el menor tiempo posible.
La diversidad de las acciones rápidas, cíclicas o aisladas, requieren su realización en el menor tiempo posible. Por ejemplo, Harre, (1.987, 166) define a la velocidad como “la capacidad condicional de realizar acciones motoras en el menor tiempo posible en las condiciones dadas”. Este autor distingue dos formas principales: la velocidad de un sólo movimiento (velocidad de movimiento) y la capacidad para moverse a las más altas velocidades posibles (diferenciadas según la capacidad de aceleración y la velocidad locomotora).
Hoy en día la literatura deportiva reconoce varias expresiones de la velocidad, dimensiones o manifestaciones. Sin embargo algunos autores como Gundlach, citado por Manno (1.991) precisa que la velocidad se da sólo en los movimientos cíclicos y la define como la capacidad de producir una gran aceleración al principio del avance, y de mantenerla durante el máximo tiempo posible, para alcanzar la más alta velocidad. Consideramos que esta definición no refleja todas las expresiones de esta capacidad. Otros autores tienen una visión más integral de la misma al reconocerla como capacidad de movimiento de una extremidad o parte del sistema de palancas del cuerpo, o de todo el cuerpo con la mayor velocidad posible. El valor máximo de tales movimientos será sin carga (Dick, 1.993).
Esta diferenciación de las manifestaciones de la velocidad origina también una clasificación de velocidad cíclica y velocidad acíclica la primera se refiere a la sucesión de acciones motoras similares, por ejemplo la carrera rápida, mientras que la segunda abarca las acciones motoras aisladas.
El sistema neuromuscular, cuya aportación es decisiva en la ejecución de movimientos veloces, también se encuentra integrado en algunas definiciones como la ofrecida por Frey (1.977, 349): “La velocidad es la capacidad que permite, en base a la movilidad de los procesos del sistema neuromuscular y de las propiedades de los músculos para desarrollar la fuerza, realizar acciones motrices en un lapso de tiempo situado por debajo de las condiciones mínimas dadas”.
Otros autores se refieren a la velocidad como una cualidad dependiente del sistema neuromuscular, cuyo resultado esta supeditado a la interacción de las fuerzas propulsoras o positivas y otras fuerzas que se oponen al movimiento (resistentes o negativas) (Irazusta y Rocandio, 1.995).
Hay también quienes consideran los conceptos de velocidad y de rapidez como sinónimos, aunque siempre bajo la movilización de cargas bajas. La rapidez de cada movimiento se entiende como la velocidad que se desarrolla contra resistencias poco importantes; en este caso entramos en el campo de la fuerza muscular y, por tanto, de la curva fuerza-velocidad del músculo, que es entre otras la expresión que más condiciona la velocidad (Manno, 1.991). En esta línea se expresa el italiano Vittori (1.990) al referirse a la rapidez como una característica que permite mover rápidamente, libres de sobrecarga, uno o más segmentos corporales. Este concepto excluye la participación importante de la fuerza en la acción determinada.
Por su parte Frey (1.971) se refiere a la rapidez como la capacidad, definida sobre la base de la movilidad de los procesos neuromusculares y de las capacidades de la musculatura, de producir fuerza, de efectuar acciones motoras en un tiempo mínimo. Esta referencia a la fuerza es también contemplada como un prerequisito: “para la velocidad, hay algunos prerrequisitos esenciales, como la movilidad de los procesos nerviosos, el rendimiento en fuerza rápida, la flexibilidad, la elasticidad y la capacidad de relajación de los músculos, la calidad de la técnica deportiva, la fuerza de voluntad y los mecanismos bioquímicos” (Harre, 1.987, 167).
La capacidad volitiva del sujeto también se refleja en la definición de la velocidad efectuada por Grosser (1.992) al indicar que representa la capacidad de conseguir en base a procesos cognoscitivos, máxima fuerza volitiva y funcionalidad del sistema neuromuscular, una rapidez máxima de reacción y de movimiento en determinadas condiciones establecidas.
La ausencia de fatiga también representa una característica relevante de la acción rápida. Es por ello que Zaciorskij (1.970) considera que es importante que no se produzca fatiga a fin de que la velocidad sea la máxima posible. También Hahn (1.988) lo constata al referirse a la velocidad como la capacidad del ser humano de realizar acciones motrices con máxima intensidad y dentro de las circunstancias en un tiempo mínimo; presuponiendo que la tarea sea de corta duración y de que no se presente cansancio. Por su parte Harre y Hauptmann (1.987) la sitúan como capacidad psicofísica que se encuentra limitada por el tiempo de intervención ya que sólo se manifiesta por completo en aquellas acciones motrices donde el rendimiento máximo no quede limitado por el cansancio.
(Fuentes bibliográficas: consultar con el autor).