Las manifestaciones de la velocidad
Al igual que ocurre en el ámbito de la fuerza, la velocidad se expresa de diversas formas. Siguiendo a Grosser, 1.992, esta capacidad se manifiesta, desde una perspectiva teórica, en las formas “puras” y complejas.
Las manifestaciones “puras” de la velocidad. Las expresiones “puras” de la velocidad tienen como común denominador la ausencia de cansancio psíquico y/o energético, si bien hay que considerar que a nivel fisiológico ya se producen a los pocos segundos «cansancios internos» en la musculatura a causa de los procesos de abastecimiento energético, pero que no serán «visibles» hasta la degradación del depósito de fosfocreatina (Grosser, 1.992). En este apartado se incluyen la velocidad de reacción, velocidad de movimiento (gestual) y velocidad frecuencial. Los principales factores de influencia sobre estas formas de la velocidad son las características del sistema nervioso central, así como aspectos genéticos, expresados en el porcentaje de fibras musculares de contracción rápida.
La velocidad de reacción representa desde el punto de vista práctico el espacio de tiempo desde la emisión de un estimulo y la contracción muscular adecuada. En este sentido se distinguen reacciones simples o conocidas, por ejemplo correr tras percibir el estímulo de la pistola en una carrera atlética, o selectivos o complejos, acciones más propias de los deportes colectivos en donde los mecanismos de percepción y decisión adquieren, normalmente, un mayor protagonismo.
Esta línea es compartida por otros autores al indicar que el tiempo de la reacción motora tiene un componente perceptivo, es decir, organizativo, del momento, pero no presenta factores limitadores de tipo energético a no ser en situaciones particulares: condiciones de cansancio, numerosas repeticiones de ejercicios, importantes resistencias a vencer (Manno, 1.991).
La velocidad de movimiento o velocidad gestual representa la capacidad de realizar movimientos acíclicos (movimientos únicos) a velocidad máxima frente a resistencias bajas. Con anterioridad ya se manifestó que si se requiere una mayor fuerza (superior al 30 %) en los movimientos acíclicos y de máxima velocidad, entramos en el ámbito de fuerza velocidad o bien fuerza explosiva (Grosser, 1.992). Esta expresión también puede ser interpretada como velocidad gestual, siempre que se ejecute sobre resistencias bajas, inferiores al 15-30% de la máxima posible. En caso de superarlas entraríamos en el ámbito de la fuerza explosiva.
Por otro lado la velocidad frecuencial es la capacidad de realizar movimientos cíclicos (movimientos iguales que se van repitiendo) a velocidad máxima baja frente a resistencias bajas por ejemplo, skippings.
Las manifestaciones “complejas” de la velocidad. Las formas «complejas» de la velocidad dependen de la capacidad del deportista para coordinar de forma racional sus movimientos en función de las condiciones externas en las que se realiza la tarea motriz (Verchoschanski, 1.990) y representan una combinación de las condiciones de la velocidad pura, la fuerza y/o la resistencia (específica). Las posibilidades de perfección de las formas «complejas» en comparación con las formas «puras» de velocidad son casi ilimitadas a través del entrenamiento.
La fuerza velocidad o fuerza explosiva ya fue definida anteriormente en el apartado de la fuerza, por lo que nos centramos en la resistencia a la fuerza-velocidad o capacidad de resistencia frente a la disminución de la velocidad causada por el cansancio cuando las velocidades de contracción sean máximas en movimientos acíclicos delante de resistencias mayores (Grosser, 1.992). Se manifiesta en acciones de juego y de combate igual que en aceleraciones de máxima velocidad que se repiten varias veces seguidas. Sinónimos: resistencia a la aceleración.
La resistencia a la velocidad máxima es la capacidad de resistir frente a la disminución de la velocidad causada por el cansancio en caso de movimientos cíclicos de velocidades de contracción máximas. En las carreras de velocidad su influencia sobre el rendimiento abarca en parte la fase de velocidad máxima constante y, ante todo, la fase de bajada de velocidad (fase de aceleración negativa). No obstante, tal y como se explicará en el análisis de las partes de las carreras de velocidad, está cuestión dependerá del tipo de distancia.
En este apartado se puede distinguir entre el concepto de resistencia a la velocidad o capacidad de repetir aceleraciones (resistencia a la capacidad de acelerar) y de velocidad resistencia o capacidad de mantener un movimiento a velocidad muy alta. Grosser (1.992) se refiere a ella como la capacidad de resistir con el fin de mantener velocidades de movimiento elevadas, pero no máximas, a lo largo de 20-120 segundos. Dentro de la vía energética anaeróbica el papel decisivo cae sobre el componente lactácido (tolerancia lactácida previa a la producción de lactato).
La velocidad supramáxima es superior a la velocidad individual máxima. Se alcanza modificando la situación real de competición. Por ejemplo corriendo cuesta abajo, con tracción de elásticos, etc. Con ello se consigue vencer a la barrera a la velocidad, debido a la mejora de la activación neuronal y el acortamiento de los ciclos de asimilación de los estímulos, a través del incremento de frecuencia y longitud de la zancada (estimulación de la musculatura de las piernas, mejora de la stiffness o resistencia de la elasticidad de músculos y tendones, mayor desarrollo de la fuerza en la fase de apoyo y frenada) y a través de una menor producción energetica por vía anaerobica.
La velocidad de sprint está integrada por la fase de aceleración (velocidad-fuerza, fuerza explosiva) en todas las modalidades de sprint, la fase de velocidad máxima (velocidad frecuencial, velocidad de base, coordinación rápida), igual que la fase de deceleración (resistencia máxima a la velocidad, resistencia de sprint).
(Fuentes bibliográficas: consultar con el autor).